28 abr 2008

HABLAR POR HABLAR

Como no se me ocurre nada interesante para escribir voy con un obituario y una efeméride con retraso (y no es el jodido Mayo del 68) y con un documental que ví anoche de casualidad. La primera es muy triste. Hace poco hablé de la película Las Alas de la vida y os recomendé que la vierais. Hoy me he encontrado en el periódico con el obituario de Carlos Cristos, protagonista y mentor de la película. Sus cenizas se depositarán en un lugar de Vigo que él preciso con exactitud.

A modo de despedida digo en su honor que mientras haya música yo también seguiré bailando y que procuraré entregar sonrisas y que, cuando ya no pueda más, buscaré su película, la volveré a ver y gracias a su ejemplo, otra vez, me daré cuenta de que la vida es música y que más vale sonreir mientras puedas, y que más vale disfrutar ahora, que no sabes lo que mañana te puede suceder. Y, sobre todo, que no vale la pena llorar si puedes reir; y a ser posible con carcajada.

La efeméride, bueno, es la del 25 de abril del 1974. Sí, señores, La revolución de los claveles de Portugal. ¿Imaginarse que en el 1974, en este país y no en aquel, se levantan unos militares a hacer una revolución y a acabar con don Francisco Franco?. Militares, contra Franco. Esa pregunta está mal formulada. Los milicos siempre van con los dictadores. No, señores, no siempre. En Portugal, el 25 de abril de 1974, el ejercito se levantó para acabar con la dictadura pacíficamente. Muchas lluvias han caído desde entonces, y algunas ácidas, pero nos queda lo que podéis escuchar en el link que adjunto (el Buchón sabe lo que es): http://es.youtube.com/watch?v=831MOlFMZCE

Por último, una cosa que ví ayer en televisión (por supuesto a altas horas de la madrugada). Hablaba de los niños de la guerra. En concreto, hablaba de los 4.000 niños vascos que tuvieron que abandonar su tierra después del bombardeo de Guernika, con destino a Inglaterra. Uno de los entrevistados explicaba lo extraño que era para él estar olvidando el español cuando nunca había terminado de aprender bien el inglés.

Niños cuya única patria fue una España que ya no existe. Niños arrancados de sus padres. La peor parte no fue para los que nunca regresaron, esos, al menos, tuvieron la oportunidad de formarse y de vivir una vida, solitaria pero digna. Los que tuvieron que volver después de la guerra, a esos cuando llegaron les insultaron por hijos de rojos y después pasaron hambre, mucha hambre.

Los que se quedaron en Inglaterra esperaron con ansia la victoria de los aliados en la II Guerra Mundial, para volver a su tierra liberada del tirano. Cuando se dieron cuenta de que tampoco la victoria de los aliados iba a acabar con Franco comprendieron que nunca más tendrían una patria. Algo "terrible" en palabras de uno de ellos con marcado acento inglés. Esa es la historia de nuestro país, la triste historia que algunos se obstinan en enterrar y, algunos otros, más aterevidos, se empeñan en desmentir, en negar a un país que un día fue República y fue libre. Prefieren propagar bazofia sobre ella y, más aún, dan como buena la irrupción del dictador en España, ya se sabe, sino venían los rojos. ¡Qué lastima de país!.

Por cierto, las tropas franquistas, cuando navegaba hacia las costas inglesas, lanzaron obuses al barco, con 4.000 niños, de nombre Habana.

LORCA

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