21 feb 2010

Afirmo...

Afirmo que la clase política es el reflejo de la sociedad y analizando su comportamiento no veremos reflejado sino cuales son las aspiraciones de nuestros conciudadanos. De este modo es como debemos entender los múltiples desmanes de la clase política en los últimos tiempos, esto es, corrupción que resulta más escandalosa si cabe debido a la situación de crisis que algunos están viviendo. Pues bien veamos las aspiraciones de unos y otros, a ver, escojamos a una persona que represente a aquellos que son parte del motor económico, esos que hacen inversiones valientes que producen riqueza y puestos de trabajo, esos que nunca podrían ser calificados de gandules, Gerardo Díaz Ferrán, o los grandes promotores, nuevos ricos que se paseaban con jovencitas vendedoras de amor barato por esos resorts que ahora dan quiebra y piden ayuda del estado o lo que es lo mismo, del dinero de todos. Y de esos otros empresarios que sacrificándose por las familias de sus trabajadores, sobornan a las distintas consejerías de medio ambiente para seguir vertiendo residuos y dinamitando cabezos y parajes naturales, pero que ni por asomo estarían dispuestos a cumplir aquella vieja reivindicación de las 8 horas que data nada menos que del siglo XIX. O por el contrario veamos cuales pueden ser las aspiraciones de esos grandes defensores de la moral y la civilización europea entre los que incluiríamos al obispo de Granada, hombre dispuesto a violar y maltratar el cuerpo de la mujer porque sólo ella podría matar a un niño que aún ni ha nacido. Escojamos ahora la de los otros, la de esos políticos triunfadores como superMaría Aznar que ahora van sacando el dedo a unos epifenoménicos protestantes, o la de ese alcalde de un lugar del campo de Cartagena cuyo nombre no debo mencionar y que tras ser puesto ante los juzgados y un escarceo sexual, es defendido por magistrados y ensalzado como gran hombre de familia. Y ya por fin esa juventud, esa juventud triunfadora pero progresista como la que representa Leire Pajín, engalanada en la pasada entrega de los Goya con un vestido que en otro tiempo sólo se hubiese puesto una duquesa y que ahora visten las grandes musas del socialismo, ejemplo para esa juventud que viene empujando con fuerza. Todo esto es lo que triunfa, y eso me preocupa, demasiado mala es nuestra cultura si esos son sus frutos.

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