27 sept 2010

Europa y sus fantasmas

Después de un año complicado en el palco de la política europea con el lastre de la crisis financiera pendiendo como una pesada espada de Damocles, la caída en picado del euro - acentuada por el hundimiento del estado griego-, los esporádicos encontronazos con la férrea canciller alemana Angela Merkel, el incesante titubeo de las economías española y portuguesa, los escándalos financieros que salpican al partido del señor Sarkozy a raíz de los jugosas declaraciones enhestadas por la multimillonaria propietaria de L’Oreal, Liliane Bettencourt, los recurrentes devaneos del primer ministro italiano Berlusconi con la justicia y su polémica ley de la Información aprobada este verano para proteger a los diputados de las escuchas telefónicas ordenadas por los carabinieri en su lucha contra la corrupción, se le une la actual toma de posición exhibida en las altas esferas de los jefes de estado europeo al decidir hacer piña para escudarse mutuamente de las acusaciones elevadas por la vicepresidenta de la Comisión y comisaria de Justicia en el Parlamento Europeo, Viviane Reding, a tenor de las expulsiones de “roms” organizadas bajo la férula del gobierno Sarkozy. Las críticas de la comisaria, amparada por el presidente José Manuel Durão Barroso, llegarían a su punto álgido el pasado 14 de septiembre cuando el presidente de la República Francesa contestase algo molesto que si tanto le preocupaba la situación de los “roms” a la obstinada comisaria, entonces ella misma “podría acogerlos en Luxemburgo”. Uno de los primeros capos del estado en salir a la palestra para defender al señor Sarkozy, - antes de la reunión del Consejo Europeo en Bruselas- fue, como no, Silvio Berlusconi quien daría a entender que “ la señora Reding habría hecho mucho mejor tratando el asunto en privado con el dirigente francés, antes de expresarse públicamente en semejantes términos" (La Repubblica, 16 septiembre). Aunque, con todo, la polémica desatada en torno a las expulsiones de los roms, no acabaría ni mucho menos con la encarecida defensa del primer ministro italiano y las posteriores disculpas de la comisión europea, porque días más tarde el fortalecido gremio conformado por los principales jefes de estado se lanzaría de lleno a la turbulenta piscina del Parlamento Europeo para defender incondicionalmente la causa del señor Sarkozy y criticar sin tapujos la postura y opiniones esgrimidas desde la Comisión Europea. La campaña urdida por los mandamases de Europa, tratando de campear el temporal, no consistiría sino en una ladina estrategia de disuasión centrada en tomar el toro por los cuernos, - denostando y malfamando la posición adoptada por la Comisión europea- para desviar la atención mediática sobre un asunto que ya comenzaba a ser un rompecabezas para más de uno.
Un asunto, por otro lado, de tamaña enjundia que asuela a la comunidad europea desde tiempo atrás – si echamos una ojeada a las crónicas- pero que tocaría techo cuando Europa decidiese ensanchar sus fronteras dando asimismo cabida a una serie de países del este – tales como Rumania y Bulgaria- cuyas paupérrimas condiciones sociales, en términos económicos y laborales, no harían sino atraer, una enorme masa de personas dirigidas al oeste europeo en busca de una vida mejor. Cuando en la actualidad Europa impone a Serbia la estabilización de sus relaciones con el reciente estado de Kosovo como una condición sine qua non para entrar a formar parte del contingente europeo, los principales mandamases de la U.E. se eximen taimadamente de abordar el conflicto de intereses creado por las expulsiones de los “roms”, poniendo cara de circunstancia y haciendo gala de un agudo sentido de unidad política en la defensa incondicional de sus egregios portavoces. Los requiebros y maniobras ensartados en el parlamento europeo el pasado 17 de septiembre no han dejado indiferentes a los jefes de otros estados, como Rumania e Hungría, que han mostrado su malestar ante la patente falta de interés por parte de los principales dirigentes del gremio europeo en buscar una salida al conflicto. Al contrario de lo acaecido hace apenas tres años, cuando la aprobación de un paquete de medidas por parte de Silvio Berlusconi para la expulsión inmediata de los inmigrantes “sin papeles” y su redefinición del término “terrorista” – por lo que cualquier inmigrante sin papeles podría ser considerado como tal- no lograse levantar sino una tímida protesta por parte de algunas organizaciones humanitarias, la Francia del señor Sarkozy se ha visto desbordada y sorprendida ante la voz de la opinión popular vox populis, elevada al unísono para arremeter contra las medidas de “carácter xenófobo” adoptadas por su gobierno. La Francia de los derechos humanos y las libertades se convertiría de la noche a la mañana en la oveja negra de la gran familia europea y en el bouc emissaire, esto es, el cabeza de turco, de una opinión popular agazapada y enrabietada tras haber asistido a la sumisa genuflexión y servilismo de los gobiernos pseudo-democráticos ante los dictados del todopoderoso Mercado. Cabría, pues, sacar a colación, para tratar de rebajar un tanto los crecidos humos de los envalentonados mandamases europeos tras desgarrarse públicamente los vestidos a favor del señor Sarkozy – entre ellos Rodríguez Zapatero-, que ninguno de ellos tomaría nunca la palabra para cortarle las alas o cantarle las cuarenta a los altos mandos de la finanza, salir en airada defensa de la zozobrante democracia o declamar una apasionada filípica a favor de la ciudadanía que ahora deberá pagar de su bolsillo – para algo está el contribuidor- los desperfectos ocasionados tras la bacanal financiera, mientras los responsables de la debacle económico-social vuelven de sus prolongadas vacaciones estivales frotándose las manos con algún nuevo negocio capaz de engrosar sus ya de por sí dilatadas cuentas bancarias.
Quizás la reacción acontecida en el caso de nuestra reprimida y desalentada opinión popular no sea más que el reflejo sintomático de la situación vivida asimismo por nuestros principales capos de estado - afectados de un severo “complejo de marioneta” al servicio del intangible e inefable poder económico- en un intento desesperado por resarcirse de tan vergonzosa rendición, sacudirse el estrecho marcaje del poder económico y reforzar su debilitada autoestima dando un golpe de autoridad en el parlamento para poner a las claras que a pesar de lo sucedido, no han perdido un ápice de su margen de maniobra política. A la sazón podemos dar por buena la estrategia de nuestros mandatarios para hacernos creer que excepto en el enmarañado universo de la economía, las políticas emprendidas en los restantes ámbitos del territorio europeo nunca han estado ligadas ni entreveradas por causas ajenas al campo de lo estrictamente político, ¿acaso olvidaremos la vergonzosa neutralidad de la civilizada Europa en la masacre bosnia perpetrada por fanáticos como Milosevic y Mladic? ¿La tragedia de cientos de inmigrantes rescatados de una muerte segura por abnegados pescadores y hacinados durante semanas en condiciones inhumanas hasta que algún país de la culta Europa se dignase a darles acogida? No meteremos el dedo en la llaga, porque las heridas de Europa son tan profundas como dolorosas y seguiremos tal cual, dejando que los fantasmas se volatilicen en el baúl de los olvidos voluntarios. Empero, y siguiendo con nuestro tema, cabría preguntarse, ¿acaso la expulsión de los “roms” acabará milagrosamente con semejante problema? Tan sólo nos bastaría merodear durante unas horas por las barriadas más deprimidas de las grandes urbes europeas: desde las chabolas de la comunidad gitana sitas en los arrabales de Madrid hasta los campamentos elevados en los alrededores de la lustrosa París, sin olvidar echar previamente un detenido vistazo a los asentamientos improvisados de inmigrantes erigidos en Calais con la intención de cruzar el canal de la Mancha para dirigirse a Inglaterra o las zonas más descuidadas de Florencia y Roma i quartieri trascurati dónde la insalubridad y vetustez de los inmuebles chocan al incauto turista que se atreve a medinear por este dédalo de calles y callejuelas. Los ejemplos podrían multiplicarse al infinito para no acabar sino mostrando que las soluciones ad hoc tomadas con la intención de zanjar súbitamente un problema sin llegar a plantearse otro tipo de medidas estructurales que a largo plazo fueran capaces de amortiguar paulatinamente el problema, - diluirlo en lenta pero eficaz armonía con el sistema y, por ende, eliminarlo por completo- no pueden ser efectivas porque no lograrían sino remitir el problema y simplemente trasladarlo de un lugar a otro como si de una procesión de penitentes se tratase. La búsqueda de una solución efectiva para paliar el problema de la comunidad “roms”, no consistiría en pasarse la patata caliente de unos a otros para hacer “como si” las expulsiones fueran el único recurso aceptable, eficaz y adecuado para atajar el problema. Ante todo, cualquier solución dilucidada para zanjar de una vez por todas este complicado rompecabezas pasaría por la aceptación y el diálogo mutuo de los máximos mandatarios de la Unión Europea en el marco de un proyecto común para acabar – y no solamente relegar- con las deplorables expulsiones emprendidas por el gobierno de Sarkozy, que no hacen sino agravar la actual crisis europea y echar tierra de por medio en un asunto que compete a todos los países europeos por igual, sin excepción de condiciones, lengua, cultura o linaje.

23 sept 2010

Algunas consideraciones sobre la huelga general


Los sindicatos, como estructura, son un engranaje del sistema, un mecanismo de control y desactivación de la conflictividad laboral (sí amigos, la lucha de clases no ha muerto, sólo anda dormida) hasta aquí nada nuevo. Que Méndez y Toxo son en el mejor de los casos tontos útiles tampoco es ningún descubrimiento como que entre los cuadros sindicales y liberados hay mucho caradura y más de un vendido.

Ahora bien, esto no puede servir para justificar ciertas cosas, so pena de entregarnos no ya vencidos y desarmados, sino atados de pies y manos. No olvidemos que si UGT y CCOO han convocado esta huelga también se debe a que tienen miles de afiliados que no serán revolucionarios, pero tampoco son tontos de baba.

Aclaremos, pues, algunos puntos:

-El ataque contra los sindicatos y en el caso de la Comunidad de Madrid contra los liberados no es un intento de mejorarlos, sino de destruirlos, porque lo harán todo lo mal que queramos, pero los empresarios y los políticos serían más felices sin ellos... Todavía conozco algún trabajador que ha ganado un conflicto laboral gracias a ellos.

-Su colaboracionismo, como dijimos es evidente, como su pasividad ante hechos sangrantes, ejemplo: Gregal, en Torre-Pacheco, ahora no olvidemos que es imposible ayudar a quien no quiere dejarse, ejemplo: las trabajadoras de Gregal.

-La huelga general no es ni un concurso de popularidad de Méndez y Toxo, ni un acto revolucionario, su fracaso o triunfo lo será de los sindicatos, pero sobre todo de los trabajadores. Esta bien, admito que los trabajadores pierden (con su connivencia) tras cada simulacro de democracia (también llamado elecciones) pero no es lo mismo jugar con unas reglas que con otras.

-El triunfo será pequeñito, ínfimo, casi imperceptible. Si Zapatero tiene que comerse su reforma laboral como se la comió Aznar en 2002 el mercado laboral seguirá siendo terrible y estaremos igual de lejos de hacer la revolución; pero el fracaso será terrible, estrepitoso: más precariedad, mas miedo, más sumisión... (y mirad que de esas cosas ya vamos sobrados).

-La batalla ideológica la estamos perdiendo hasta las últimas consecuencias, los funcionarios (como los sindicalistas) son muy criticables pero de forma personal, no estructural. Son servidores públicos y debemos exigir y reivindicar con todas nuestras fuerzas que hagan bien su trabajo, pero no podemos señalarlos como enemigos o una lacra para la sociedad, como decía Isaac Rosa caen chuzos de punta y en vez de escandalizarnos porque nos quitaron los paraguas, señalamos iracundos a quienes aún los tienen.

-Si eres consciente de lo que significa la reforma laboral y aún así no apoyarás la huelga general hay tres posibilidades:

  1. Que seas un cobarde, no puedo culparte, te entiendo, pero si no te despiden ahora lo harán más tarde, en cuanto levantes la voz y les resultará más fácil y barato (también puedes ser un esclavo obediente toda tu vida).

  2. Que seas un cínico o un indolente, también te entiendo, el día 30 pensarás que somos un país de borregos, que al menos los griegos o los franceses son capaces de plantar cara a sus gobiernos, cuéntate entre el rebaño y no vuelvas a quejarte.

  3. Que seas un sinvergüenza con esperanzas de hacerte rico imitando a Díaz Ferrán, sigue soñando...

Probablemente pensarás que es fácil para mi decir esto, estoy en paro, no tengo que enfrentarme a mi empleador, es cierto, lo he pensado y me ha costado escribir esto... Busco trabajo y estoy seguro de que antes de contratarme cualquier empresario o director de recursos humanos tecleará mi nombre en Google.

¡Viva la libertad de expresión! ¡Viva la CEOE!

FDO.

Raúl Travé Molero

17 sept 2010

El tirano convertido en presidente

(Traducción)

¿Cómo un antiguo dictador podría continuar gozando de la impunidad a tenor de una serie de crímenes cometidos hace más de veinticinco años? Es fácil. No tendría más que presentarse a las elecciones, salir vencedor en las urnas y convertirse en presidente de su país. Protegido, gracias a la inmunidad ligada a su función de presidente, podrá, incluso, para estar tranquilo, convencer a los diputados que lo han elegido de elaborar una ley de amnistía en su favor.

Tal es el escenario desplegado en uno de los estados más pequeños de América del Sur, Surinam (510.000 habitantes y 163.000 km cuadrados), ex Guayana holandesa, e independiente desde 1975. Un territorio que los Países Bajos, seducidos por sus plantaciones de caña de azúcar, obtendrían de Inglaterra tres siglos antes, tras la firma del tratado de Breda (1667), a cambio de la Nueva-Ámsterdam, la futura New-York. El ex tirano, en uniforme y nombrado presidente democráticamente, se llama Desiré Bouterse (Desi para los compatriotas) y tiene 64 años. Incorregible “golpista” en su juventud, acusado de múltiples asesinatos y luego reconvertido a la política y los negocios en la categoría de narcotraficante. Desde hace más de tres decenios su nombre ha mancillado periódicamente la breve historia de Surinam. Lugarteniente y luego coronel que antaño mostraría su simpatía con los gobiernos socialistas de la región, fomentará el golpe de estado de 1980 para convertirse en el hombre fuerte del país. En la noche del 7 al 8 de diciembre de 1982 se pone en marcha una terrorífica operación: los quince principales opositores a la dictadura – dos militares y trece civiles- son ejecutados secretamente en Paramaribo, la capital del país. Durante varios años, una guerra civil arrasará el país, provocando el exilio forzado de gran parte de la populación hacia la Guayana Francesa. En 1987 una tentativa golpista, dónde esta vez Bouterse era la víctima, le obliga a dejar el poder. Sin embargo, años más tarde, 1990 volverá a hacerse violentamente con el poder. Después del retorno de la democracia se lanza a la conquista de la presidencia sin éxito. En 1999 el tribunal del la Haya le condena a once años de prisión por haber dirigido un cártel de droga en el país. Pero la ausencia de un tratado de extradición entre los Países Bajos y su antigua colonia impedirá la ejecución de la pena.

La “masacre de diciembre”, aún sin las reparaciones exigidas por la justicia, había traumatizado el país. La reconciliación nacional exigía que se hiciese justicia cuánto antes para pasar una trágica página de la historia nacional. En 2007 Bouterse reconoció su responsabilidad política en los asesinatos, pero negando haber cometido la carnicería, promovida, según afirmaba, por un jefe del ejército Paul Bhagwandas. Una alegación imposible de verificar si tenemos en cuenta que el susodicho comandante moriría en 1996. El 1 de diciembre de 2007, el proceso de Desi Bouterse junto con una quincena de responsables – entre ellos el primer ministro y el antiguo jefe del ejército- se pone en marcha en Paranimbo, delante de un tribunal militar, aunque presidido por un juez civil. Los acusados se enfrentan a más de veinte años de prisión. El proceso va para largo, dejando a Bouterse – que nunca llegará a comparecer en persona delante del tribunal- el tiempo suficiente para preparar una contraofensiva en el terreno político. Cuando se aproximaban las elecciones legislativas del 25 de mayo, aquél aprovechará para lanzarse de lleno en la campaña política a la cabeza del Partido Democrático Nacional (NDP), eje de una alianza entre los opositores, bautizada como la “Mega Combinación”. Bouterse tiene el don de gentes, dicharachero y con una potente voz desde la tribuna, le gusta cantar y danzar con sus seguidores. Con un cuidado bigotito y una encanecida perilla, reivindica orgullosamente desde la palestra sus origines amerindios. Su partido, con todo, es el único que presenta una candidatura compuesta por las múltiples etnias ya que el clima social aún no favorece la formación de grandes agrupaciones multietnicas. De cara a las elecciones y frente al partido de la oposición, Bouterse, lleva a cabo una campaña populista y seduce a los jóvenes para quienes los acontencimientos de 1982 no son sino agua pasada. Exhibiendo de vez en cuando una camiseta con la efigie del Che, aquél promete una mejora en el empleo, las prestaciones, el alojamiento y un aumento de las ayudas sociales. Resultado: la “Mega Combinación” obtiene 23 escaños de 51 posibles y comienza las negociaciones con otro partidos porque en Surinam, el presidente es elegido por los diputados con una mayoría de dos tercios sobre el resto de la cámara. Entonces Bouterse negocia incansablemente y, milagro, consigue el apoyo incondicional de su hasta ayer peor enemigo, Ronnie Brunswijk, un antiguo comandante que había dirigido en el pasado una guerrilla para desbancar a Bouterse del poder, si mis antepasados hicieron la paz con sus amos, yo puedo reconciliarme igualmente con Bouterse, explica el interesado.

Ningún jefe de estado ha asistido a la presentación del juramento llevado a cabo por Bouterse. El venezolano Hugo Chávez se excusaría de su ausencia en el último instante. La inmunidad de Bouterse lo protegerá durante su mandato de cinco años, aunque nos recuerda la Haya que éste no es bienvenido en Holanda.

Jean-Pierre Langeller, Le Monde, Paris.

13 sept 2010

Bernard Tapie y otros tantos “figurones”
Se acerca irremisiblemente la fecha concertada para las próximas elecciones generales en Francia cuando el líder del P.R.G (Partido Radical de la Izquierda), Jean-Michel Baylet anuncia sin contemplaciones - a modo de perentoria advertencia-, que si no llegase a materializarse un acuerdo propicio con el Partido Socialista para presentar un candidato en común a la primera vuelta de las presidenciales, entonces su partido se verá obligado a nominar un candidato determinado para luchar por la presidencia de la República sin contar con el visto bueno de los socialistas. El ultimátum independentista del P.R.G no debería quitarnos el sueño si el elegido para acceder al Eliseo no fuese otro que el afamado Bernard Tapie. Un nombre – el suyo- salpicado por una copiosa caterva de escándalos relacionados con la corrupción, malversación, evasión fiscal, prevaricación y un largo etcétera incrementándose con el paso de los años. En efecto, su larga serie de devaneos con la justicia comenzaría allá por los años ochenta cuando aún titubeaba con dar el salto definitivo a la palestra política desde su dorado palco televisivo. Tapie, daría el pistoletazo de salida en su agitada agenda pública haciendo las delicias de los telespectadores y telespectadoras franceses – al poner en evidencia sus seductores dotes y buenas maneras en la complicada hacienda de las relaciones humanas- presentando la tertulia televisiva Ambitions, que alcanzaría elevadísimas cotas de audiencia, azuzando, de este modo, su rampante popularidad. Sin embargo, su infatigable afán no encontraría nunca la satisfacción personal suficiente, ni la felicidad deseada en el mundo del espectáculo, habida cuenta que años más tarde dejaría tanto los escenarios como el plató televisivo para erigirse en estimado bienhechor de la humanidad ocupado – como tantos otros- en quehaceres más “delicados”: la construcción y el fútbol - llegando incluso a la presidencia de una reconocida escuadra de balompié francesa cómo el Olympique de Marseille en el año 1986- para dar el golpe de gracia definitivo a su dilatada y zigzagueante carrera profesional con el sorprendente anuncio de su más que sopesada candidatura a la presidencia de la República Francesa en el año 2012.

No es una coincidencia si el prototipo figurado de un Bernard Tapie se repite – cómo una pesada indigestión- en todos aquellos países dónde la realidad se recubre con la retórica democrática-liberal y la confabulación de un gobierno aliado con las sugerentes zalamerías del credo neoliberal. Cabría, pues, a modo de reflexión personal, interrogarse sobre la constante aparición, goteo y recurrencia de semejantes arquetipos sociales horneados en las incandescentes fraguas soterradas de nuestra sociedad del ocio y el espectáculo. Sin ir mas lejos, quién no recuerda todavía los reputados excesos del finado ex alcalde de Marbella don Jesús Gil y Gil, sus memorables baladronadas públicas, su incondicional apego por el Atlético de Madrid y su apasionado amor por el inigualable equino celestial Imperioso, parangonable a cualesquiera Bucéfalos y otros tantos Rocinantes campando a sus anchas por el universo-mundo. Aquella tempestuosa historia del feudo marbellí no acabaría bruscamente con la triste desaparición de nuestro entrañable alcalde porque algún tiempo después, el relevo vendría rápidamente dado por parte del despechado Julián Muñoz - sus intrigas amatorias con la inmarcesible musa de Andalucía, la palaciega Tonadillera, la fruta de los placeres prohibidos, la inigualable, imprevisible e irrepetible Isabel Pantoja- y sus constantes escarceos con la Justicia que le llevarían a pasar una temporada en la prisión malagueña de Alhaurín de la Torre. El caso es que personajes de este calibre y relumbrón se alzan hirsutos sobre los pedestales aderezados en el seno de la dislocada sociedad democrática para enfundarse los galones travestidos de un concejo municipal o alcaldía provincial sin, ni tan siquiera, someterse a un férreo control por parte de la encalabrinada opinión pública ni aprestarse a la exigencia primordial de exhibir los méritos que los hacen valedores del puesto ocupado en detrimento de otros individuos mucho mejor cualificados. Así, podríamos elencar ad infinitum un frondoso panorama político-social pululado por deslumbrantes “figurones” que han logrado asentar sus enormes posaderas en las poltronas de alguna institución democrática sin más esfuerzo tangible que el mero reconocimiento popular atizado por los medios de comunicación y las redes de clientelismo personal. Desde el rijoso Berlusconi y sus acaramelados arrumacos con jovencitas semidesnudas en su palazzo de verano hasta el fornido gobernador de California, Schwarzenegger enaltecido por aquel imborrable “Sayonara, baby”, que escribiría uno de los capítulos más brillantes en la historia del cine, la trágica historia de estos "figurones" se repite sin cesar a la manera de un eterno retorno apalabrado en una oficina de marketing. Con todo, no le busquemos los tres pies al gato tratando de amalgamar la palpable complejidad de este fenómeno social con el acostumbrado rosario de quejas y malfarios propios de un acusado pesimismo ¿Cómo olvidar los buenos momentos que nos haría pasar don Jesús Gil y Gil? Sus gestos, palabras, desparpajo, frivolidad y bonachona sinceridad exprimida mientras relataba las veleidades de su intangible biografía tomando un baño de sales en un burbujeante yakuzi con el pecho al descubierto y paladeando una espumeante botella de champaña francés ¿Quién no recordará los tiernos achuchones de Julián Muñoz a su bienamada Isabel Pantoja durante la Romería o la Feria de Sevilla? Los suspiros entrecortados de aquel desdichado Julián Muñoz desde la cárcel de Alhaurín mientras glorificaba el amor volatilizado e huidizo de la Tonadillera, a semejanza de un abatido José Ortega Cano tañendo desconsoladamente las fúnebres campanas de su caserío en honor a la desaparecida Rocío Jurado o un penitente San Juan de la Cruz condolido ante la pérdida irremediable del Amado,

¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?

encarnado en la piel de nuestro ex alcalde, vagabundeando de plató en plató mientras vendía su desdichado amor al son de un puñado de euros,

¡ Ay, quién podrá sanarme!
Acaba de entregarte ya de vero

y sanaba los estigmas provocados por el fogoso reclamo de una pasión cegadora.

Lejos, por tanto, de aquella utopía platónica dónde el mando supremo de los asuntos públicos, la gerencia del ejército y el estado recaería directamente en manos del rey-filósofo, esto es, un determinado individuo ahormado a tenor de una estricta y elevada educación en todos los ámbitos de la vida, que le proporcionase la experiencia y sabiduría necesarias para comandar la “polis” atendiendo siempre al bien supremo de la comunidad, en la actualidad, los encargados de velar por el bien general de nuestras sociedades arriban, sin más preámbulos, al poder por vías del todo diversas, pero no por ellos divergentes en cualidad o calaña: la “vía cerrada” del partido o la “vía abierta” de la propaganda mediática. Ateniéndonos, pues, a esta última estrada denominada “vía abierta”, se advertirá que las efímeras y crecientes dosis de popularidad otorgadas verbigracia a los favores proporcionados por la Gran Pantalla alcanzan, en ocasiones, tales cotas de glamour que permitirían al agraciado extender sus redes de clientelismo para inmiscuirse en los cuidados engranajes del poder y, a la postre, catapultarse hacia el rollizo ámbito de la política. La tupida maraña de lianas invisibles tendida entre el campo multimediático y el bando tribal de la política se aclara netamente cuando abordamos, entre muchos otros, el caso extremo de Italia dónde el señor Silvio Berlusconi posee todos y cada uno de las casas editoras de calado nacional y empresas de comunicaciones punteras, cerrando así el círculo perfecto de un poder cuasi divino. Pero no volvamos a caer en un exacerbado tremendismo ni nos dejemos llevar por el abatimiento, porque asimismo podríamos acoger las intentonas de algunos mandamases – y mandamasas- por recabar una imagen popularmente aceptable y maleada a través de los medios de comunicación con la benevolencia del adulto que contempla los juegos indolentes de un grupito de infantes reunidos en el arenal de un parque. Así, qué pensar de la portavoz del P.P, Soraya Sáez de Santamaría cuando apareciese posando para el dominical del mundo en un atrevido escorzo o las bobaditas de la primera Dama del Eliseo, Carla Bruni, cuando meses atrás, en una muestra de arte, estampase su cuidada vagina – sin remilgos ni retoques- en un gigantesca fotografía aducida cómo un símbolo esclarecedor a favor de la libertad sexual. Dada la pasta de la Bruni – y el mal gusto del organizador- el arsenal de recursos artísticos desplegado por esta última es inagotable. Ahora que al chocho de Woody Allen le ha dado por el vino francés y sus primeras damas, se apuntala, de este modo, la leyenda negra de la Bruni que, por las noches, desvelará al señor Sarkozy los arcanos y parabienes del séptimo arte o lo deleitará cantándole una dulce nana antes de ir a dormir. Quien sabe sin la historia no acabará aquí y una vez Bernard Tapie alcance el Eliseo nos sorprenderá asimismo con una primera dama sacada de un cochambroso cabaret de Montparnasse o de un estrambótico circo ambulante procedente del rincón más alejado del universo-mundo dónde Pantojas, Brunis y Jurados fueran a la zaga, no siendo más que insignificantes naderías, al lado de aquellas corajudas contorsionistas, enanas saltarinas, domadoras de fieras, encantadoras de serpientes y lanzadoras de cuchillos capaces de poner en pie al respetable para deleite de los presentes y asombro de los aún por venir.


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