12 may 2017

Las guarimbas llegan a Madrid

Cuando me siento a escribir estas líneas unas doscientas personas, entre ellos el embajador venezolano y varios cargos públicos españoles, siguen retenidas en el Centro de la Diversidad Cultural de Venezuela en la Calle Hermosilla de Madrid. Otro buen puñado de personas nos quedamos en la puerta sin poder entrar a un acto en el que familias de las 43 víctimas de la oposición venezolana en 2014 (sí de la oposición que los grandes medios de comunicación siguen definiendo como democrática y pacífica) han explicado cómo actúan quienes realmente están dando un golpe de estado en Venezuela intentando repetir las peores páginas de la historia latinoamericana.

Esta tarde llegamos al número 58 de la Calle Hermosilla a las 18:40 esperando poder escuchar de primera mano unos testimonios que son deliberada y repetidamente ocultados por los medios de comunicación españoles, justo en ese momento llegaba con las sirenas puestas un vehículo de la policía antidisturbios. En esos momentos unas veinte personas se manifestaban a las puertas del Centro Cultural venezolano cuya puerta custodiaban unos cuantos policías locales que nos impedían la entrada al centro pero no hacían nada por evitar que una manifestación no convocada cortase la calle. Algunas compañeras tuvieron que aguantar insultos al ser reconocidos como asistentes al acto mientras seguían llegando “lecheras” y algunos manifestantes. En ese primer momento había más curiosos, periodistas, policías y potenciales asistentes que manifestantes, sin embargo la policía decidió cerrar la calle pero permitir que siguiesen llegando manifestantes.


Para cualquiera que haya asistido a una manifestación o concentración “no autorizada” el doble rasero de la actuación policial resultará más que evidente, no sólo no se impidió el corte del tráfico sino que prácticamente se ayudó a que la concentración fuese un éxito. Por si no fuese suficiente una vez acabado el acto, cuando los asistentes quieren simplemente salir y volver a sus casas se encuentran con que están de facto secuestrados por unos doscientos manifestantes de actitud nada pacífica y que la policía que debería defenderlos se abstiene de actuar sin la orden de la Delegada del Gobierno. Una combinación perfecta que permite que el boicot de la oposición venezolana sea un éxito, que la voz de sus víctimas sea silenciada y que Venezuela vuelva a ser una cortina de humo de la política española. 

No olvidemos que ayer Concepción Dancausa, la Delegada del Gobierno en Madrid, fue imputada por el caso Mercamadrid, razón más que suficiente para que dimitiese o fuese destituida. Hoy ha vuelto a demostrar que su labor al frente de la delegación está en las antípodas de lo que se espera de una democracia, es absolutamente irresponsable y partidista.

*Actualización: Cerca de media noche, tras más de cuatro horas retenidos han podido salir los asistentes al acto, hecho que no cambia en nada la reflexión anterior.


Raúl Travé Molero
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