Al final hemos conseguido descifrar el enigma. Resulta
que Freud escribió muy seriamente que la relación del chiste con lo
que se nos puede olvidar es un fundamento para poder presentar “Tres
ensayos para una teoría sexual”.
Sí, era eso querido Guillermo -dijo Ginés-
y para que no nos vayan a tomar por arquitectos que originamos
exégesis injustas diré que no soy yo sino Freud el que escribe
“Cuando así , en una íntima concentración
se barre la nieve que obstruye la entrada del almacén de los
recuerdos se abren de nuevo los cierres del pretérito y se colma el
mostrador de la fantasía con las mercancías de tiempos pasados”.
Guillermo a pesar de ser un hombre de letras es mucho
más ordenado, por ello no duda en advertir a su querido amigo Ginés
que eso lo reprodujo Freud tal y como él vio que lo escribió el
sátiro Lichtenberg y para colmo está traducido por Luis López
Ballesteros y de Torres. Ginés respondió con seguridad que su
relación con el asunto no es otra que la pasión por la sátira y en
ese conjunto entramos Freud, Lichtemberg, el can cerbero, tú y yo”
Pero vamos
Ginés, si eso del tú y yo a sonado a bisutería regalado por la
parte fuerte de una pareja de adolescentes. Ginés se lo pasaba bomba
en compañía de Guillermo y estaba convencido que el mejor arma para
enfrentarse a la vida es el arte andaluz. Incluso poseía todo un
sistema filosófico para defenderse contra las críticas que puedan
atreverse a dudar de esa bella idea. Dentro de ese sistema filosófico
un pariente suyo llamado Balzac saldría en su defensa y diría “no
hay nada como los salvajes, los campesinos y la gente de provincia
para estudiar a fondo todos sus asuntos en todos sus sentidos;
también cuando llegan del Pensamiento al Hecho, <>
-conjugación originaria de Ginés- las cosas completas”.
Seguidamente
se podría estar al acecho no fuera a ser que algún jesuita con la
pluma como la lengua de una serpiente de cascabel se le ocurriera
aparecer con aquello de que “los
españoles, por ejemplo -continua la página 775 del Ulises de
Novoprint S.A. Seno que proporciona el ISBN al resto del cuerpo de
modo tal que nadie se confunda- siendo temperamentados, apasionados,
impetuosos como Satanás, son dados a tomarse la justicia por su mano
y a liquidarle a uno en un santiamén (-¿cómo se pronunciara
santiamén en los monasterios jesuitas irlandeses se preguntaba Ginés
creyendo que esa sería la clave de Bóveda que haría perfecto sus
tratado sobre la Filosofía?-), con esos puñales que llevan en el
abdomen. Eso procede del gran calor, el clima en general”. ¡Ay,
si sólo tuviera un ratito para tomar un té con el señor Joyce todo
esto sería innecesario! Suspiraba Ginés regresando a la realidad.
Guillermo, quien aunque no lo crean seguía ahí, no
había dejado ángulo de la techumbre por auscultar. Gracias a ello
no habría rastro de mosquitos en la casa hasta que vinieran más.
Guillermo no precisaría de ejercicios peripatéticos para saber como
son los andaluces. De hecho en esa tierra existen hombres bien
dotados que juegan como monos mientras emiten dulces melodías
africanas “nein todo que reluce e oro nein todo que balanza
cae”. En los asuntos andaluces se permiten las incorrecciones
ortográficas puesto que siempre hay un prisma diferente para ver las
cosas y en Andalucía el sol no escasea. Por ejemplo en este caso se
podría decir que lo que ahí se cantaba no es ni portugués ni
angoleño sino angolano, y ¿quién va a ir a Angola a averiguarlo?.
Otra cosa aun más fácil sería reconocer a alguien que no ha puesto
un pie en tierra andaluza en su vida, por ejemplo una persona así no
se atrevería a dejar por escrito “¡creo en el poder de la
voluntad y de la educación para acercarme de nuevo a lo infinito,
para liberarme de las cadenas de la deformidad y hacerme
independiente de las barreras del sexo!”. Todo queda claro,
ningún andaluz habido y por haber conocerá jamás el rostro del
impertinente Schleiermacher, a excepción claro está de los devotos
del Virgen de las Nieves que debido al frío tienen la tez tersa,
aprovechan la hora del café para celebrar que han aprobado las
oposiciones y no ven como resurrección puede ser posible en
semejante estado. Pero hablando en general lo que se hace en
Andalucía es enseñar a los niños para que después no castiguen a
los hombres.
Para ajustar este asunto a la unidad, si Freud levantara
la cabeza diría que esto no es un chiste sino una venganza.
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