18 jun 2012

Espartaco

 
Escucha Guillermo, estoy buscando un libro de Freud que dejé hace unos días en este armario y no lo veo. ¡Buenos días gatusín, llevas durmiendo toda la mañana! Ciertamente, y ya habrás comprobado lo que es el calor de hoya murciano, llega el mes de los caracoles y tienes que salir tocando hacia la zona costera donde el céfiro vespertino al menos te permite tener la esperanza de coger el sueño antes de la madrugada. ¡Bah! Esto no es nada, allí en mi tierra el céfiro vespertino trae mensajes de los más eufóricos ardores de la tierra, lo cual aprovechamos para hacer una feria y comer caracoles en salsa.
Guillermo era un estudiante de derecho oriundo de un pueblecito cercano a Córdoba conocido como Espejo, había arribado a Murcia buscando fortuna en una reputada facultad de derecho como es la de la Merced. Dentro de su equipaje se había traído todo su repertorio de rimas vociferantes que tan útiles le fueron para hacer de la ciudad de Murcia su nuevo hogar.
Tras unos segundos observando la actividad de los mosquitos en los ángulos de la techumbre de pasillos y habitaciones; regresó al salón reflexionando acerca de la conveniencia del orden como esperanza de cambio. El torrente vociferante de arte andaluz que le acompañaba desde que salió de la ducha se había enfriado con el aspecto desaliñado de Ginés buscando el libro en el también desaliñado salón. De ese modo se acomodó con su café en el sofá y se aclimato a la impavidez matutina de las mañanas murcianas. Seguidamente, con el objeto de retomar la conversación preguntó; ¿Y qué libro es ese que buscas? Pues uno de Freud que dejé aquí -respondió Ginés-, es un libro grande de tapas rojas y creo que se titula “Lo de Freud no era un chiste”.
Ja ja ja, ¡Ginés! ¿Pero, cómo va ha escribir Freud un libro que se titule así? Bueno, el caso es que el libro estaba aquí y ya no está, se ha perdido como todo lo que traigo a este piso.
¡Estos filósofos tienen unas cosas...! -dijo Guillermo entre dientes-. En ese mismo instante el timbre sonó y como siempre que sucede tal cosa en un piso de estudiantes, la fortaleza se pone en guardia.
Juan fue a abrir la puerta y Nerea entró acompañada de David. Una vez en el salón Guillermo los recibió con los brazos abiertos y sus labios dibujaron una holgada y ufana sonrisa que denotaba la llegada de la alegría. ¡Vaya, vaya, con que era cierto, ya sois oficialmente felices!
Muy cierto querido Guillermo, felices y en paz, respondió David. Guillermo regresó con naturalidad al acomodaticio respaldo del sillón y mientras los demás tomaban asiento dirigió a Nerea unas palabras de cariñosa fraternidad. ¡Termináis los exámenes y Eros os recompensa! Es encantador cuando el tiempo encadena dulces y suaves chascarrillos tal cual si de una fuente brotara alegría y esperanza con la presión propia del agua natural.
David se sintió alagado de súbito por la sincera felicidad que entre los tres habían creado en un momento. Ginés se acercó a la mesilla donde posó la bandeja con café leche y azúcar. A partir de ahí cada uno tendría que salir a la caza de su propia taza, no obstante esas batidas no podían ser fecundas sin organización, así que quien poseía la información acerca de las coordenadas de la posición en la que se encontraba una cucharilla limpia, la comunicaba al aire y los demás le recompensaban apartándolo de la ardua tarea de traer cinco tazas a la vez en sólo dos manos. A partir de ese instante y tras un último gemido del sofá, el resto del desayuno fluía amenizado por el tintineo de la cucharilla contra las cinco tazas. Los sonidos eran de lo más variados puesto que cinco manos con diferentes dimensiones musculares y oseas, participaban activamente sirviéndose azúcar, percutiendo con una misma cucharilla cinco tazas distintas. Así es como se crean las relaciones de parentesco en este mundillo.
Nerea se sintió interesada por el desabrido aspecto de Ginés e intuyó que sería causa del calor. Ginés les preguntó acerca de los últimos acontecimientos y David presuroso respondió que la noche anterior lo pasaron muy bien los dos en compañía de Jesús, lo cual atrajo más aun el interés de Ginés quien decidido preguntó, ¿y que hicisteis?
Primero fuimos a cenar y después en el teatro circo donde vimos una de esas obras posmodernas que tanto le gustan a Jesús, ¿y que tal? Bueno pues bien, yo sólo recuerdo a un histrión que gritaba: ¡Por las mamas de Venus que me robáis la vida, a Dios pongo por testigo que no soy un animal!
Conforme el tono de David aumentaba su intensidad, un correlato rojizo hacía presencia en la tez de Nerea. Esto puede no ser cierto porque en realidad las pupilas de Nerea, al igual que las del resto de contertulios, aún se encontraban en fase matutina y claro, ante la impresión vívida del recuerdo de la noche anterior recién traído a colación por la figuración de David, los nervios ópticos son comúnmente señalados como el origen del rubor.
Guillermo, el que ya llevaba un rato a la escucha, interrumpió diciendo que ese arte requiere algún tipo de adiestramiento para lograr su disfrute. Juan, quien ya se había incorporado al desayuno, añadió que la cuestión estriba en encontrarle el sentido a la historia y Ginés, quien todavía no había abierto la boca desde que interpretó su pieza de percusión con la cucharilla, preguntó; ¿y en que escenario se vociferaban semejantes palabras? David explicó que eran amantes sentados frente al mar, muy apasionados el uno del otro, pero con todo el peso que la espada del tiempo supone para la pasión. Al fin todos lo comprendían porque reían nerviosamente y Ginés arruinó tan importante descubrimiento preguntando por el título de la obra. Al menos sabrás eso -dijo a David con mirada insidiosa-, sí, se llamaba Espartaco...
Tras semejante desbarajuste en la coherencia del momento, todos rieron a gusto y reorientaron la conversación hacia asuntos de mayor relevancia: ¡Murcia que hermosa eres! -se escuchó en tono carrasposo, desairado e irónico. ¡Pues sí! Se escuchó en un tono desolado, hosco e impolítico. Todo esta patas arriba; ¡Inside out! Como el disco de Pink Floyd ¿qué disco? -preguntó David-. Ese con el que sacaron un pasquín en el que aparecía una forma piramidal color cristal, descomponiendo un rayo de luz en toda su gama cromática. ¡Ah sí, ese que viste en tu casa irlandesa! Sí, sí, ese, sentenció Juan.
Inside out” es como decir que lo de dentro está fuera ¿no? - preguntó Nerea-. Guillermo desperezando su alma discurrió que lo importante es estar en cuerpo presente ante toda circunstancia. La vida impone dificultades pero si te mantienes agazapado cual leopardo, el animal más veloz de la selva, a la vez que tranquilo como lo hace su rey, el león quien pasa las jornadas en reposo, seguro de su futura presa; entonces, cuando llegue tu verdadera oportunidad no habrá modo de que se te escape.
Juan estaba convencido de que Guillermo, además de ser un tipo interesante, era buena persona. A pesar de ello replicó que eso no tiene nada que ver con la realidad: “Si no, veamos que dicen los periódicos, la Santa Biblia de la murcianía”. Mientras decía estas palabras se abalanzó a por el diario y mostró al público con aire taurino, el rostro serio del alcalde de Murcia en portada. El gesto de don Miguel Ángel, en realidad era serio y dejaba insinuar una vida de plena dedicación a su trabajo, sus dedos habían hecho las veces de escalafetas capaces de suspender el contenedor de los asuntos importantes que pasaban a ser procesados por sus labios, los cuales operaban como encanciadores militantes de botellas de vino decoradas con dibujitos rupestres.
Nerea no podía entender en modo alguno que personas honradas que poseen un estatus social digno, sean capaces de dedicarse a evitar que los demás también lo logren. Guillermo consiguió consolarla explicándole que si se quiere se puede, que nuestra civilización posee instituciones, conocimientos y experiencia más que suficiente para lograr el deseado orden. Lo más importante es que la honestidad en nuestra vida pública sea rotunda. Las explicaciones morales no sirven de nada. ¡Puesto que todo tiene solución, actuemos! -exclamó Guillermo-. Y en lo que concierne a la cuestión del empleo, debemos seguir insistiendo en nuestra dignidad. Hay quienes dicen que los jóvenes no trabajamos y en realidad lo que sucede es que no vamos a cavar nuestra propia fosa. Pero eso son habladurías, ya lo he dicho antes, somos los más veloces de la selva, esperemos y después actuemos.
Juan volvió a interrumpir a Guillermo y dijo que eso es un subterfugio muy apropiado pero, ¡mira a lo que nos enfrentamos! - dijo levantando la voz-. Juan mostró una de las páginas centrales donde aparece la entrevista impertinente que el can cerbero de Murcia realiza a las grandes personalidades. Nerea observó la imagen y efectivamente vio el escenario de un estudio de radio en el que un señor vestido de ocasión entrevista a otro con traje de corbata que decía que era alcalde de Las Torres de Cotillas, médico y que le gustaba la diabetes, el colesterol y la hipertensión. A Ginés nada más que el imaginarse el sintetizar los trazos del mensaje con los de las personalidades en una idea, le producía una inevitable voluntad de leer a Sartre, pero se calmaba pensando que ya era muy mayor para eso. Lo importante es comprender que para elevar la igualdad a la posición que se merece hay que tener una mano diestra agarrando los medios de producción y difusión, y una genial mano siniestra aguardando el momento de la traición.
No lo entiendo dijo Nerea riendo divertidamente. Pues sí, interpuso Juan, que este es el can cerbero y estos los diablos ¿quiénes? Pues los que van ahí... Vamos a ver, este señor periodista tiene un perímetro de cuello de 120.0, eso lo puede certificar cualquier neumólogo. Y no hace falta que explique la etimología de este término ¿no? No, no, no, no..., se escuchó en toda la sala. Ahora bien -prosiguió Juan- si tiene semejante perímetro, aunque en la foto sólo se observa una, podría sustentar tres cabezas. Sí, sí y ese gaznate es lo suficientemente amplio como para conjugar semejante trinidad con un solo cuerpo- añadió Ginés quien comenzaba a divertirse-.
Un profundo interés motivó a Guillermo a reflexionar acerca de la realidad, dijo así: Es cierto, Tim Burton dice que en realidad Goethe no está muerto y que Fausto nunca existió. ¿Qué Goethe? - retumbó en la sala- ¿Qué Goethe? -respondió Juan irónicamente-. Pues el que posaba de espaldas frente al abismo apoyado en su bastón y con un sombrero de copa en el cuadro. ¡Ah! -retumbó en la sala-. El otro día estuve con un vertiginoso obrero que me contó que hace chapucillas en una apacible casa en la costa y el dueño es el señor Burton, él se lo dijo. ¿Pero le dijo el qué? Retumbó en la sala. Pues que no existe eso de las biblias, las alegorías, dios, satán, etc., que en realidad es posible vivir durante siglos tal y como lo hacemos nosotros y por lo visto el payaso del macdonalds llamado Mefistófeles, pues provoca esa diabetes, colesterol e hipertensión que defienden nuestros alcaldes tal y como reza en sus páginas centrales el diario La Verdad de Murcia de hoy Domingo 17 de Junio de 2012.
Y entonces, ¡que hace Goethe! -preguntó Nerea con entusiasmo- Pues lo que puede, rellenar datos optimizar conocimientos y dar vueltas y vueltas para que le crean. ¡Ah! Y cómo lo hace, pues como todo el mundo, trabajando, escrutando las posibilidades racionales de las cuales disponemos en cada momento presente, e incluso intentar influir en quienes les rodean.
Pero claro, Goethe solo cobra 3.000 euros al mes y el payaso Mefistófeles, también conocido como el que tiene el dinero, pues tiene mucho dinero y medios para influir en las personas tal y como lo hacía el inexistente Apolo, el que daña de lejos. Ginés, quien había interrumpido con estas palabras, estaba realmente interesado en la conversación así que cayó y devolvió la palabra a Juan.
¡Hasta aquí podríamos llegar! -interrumpió Nerea-. Yo soy la gran Nerea y voy a pronunciar la conclusión de la Santa Biblia de hoy que en realidad es la contraportada del Diario La Verdad de Murcia de hoy Domingo 17 de Junio de 2012. ¡Ah, lo del loco ese! hmhmhm... y que dice... ¿qué dice? se ha manchado con el café. Bueno. No pasa nada porque lo recuerdo, habla de un funambulista que pone su vida encima de un cable, que va a cruzar el vacío enmarcado por las cataratas del Níágara y que como ha trabajado mucho en escenarios similares en la otra orilla le están esperando.

Post scriptum: Todo esto sucedió ayer Domingo 17 de Junio pero no se conoce a nadie que lo viera.

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