"Iban a sucederse las noches, igual la una a la otra, ya lo sabía. Pero los días estaban hechos para embrutecernos de sol y mar, los atardeceres para leer y escuchar música, las noches para apurarlas como si fueran un líquido secreto que en algún sorbo tuvieran la clave que abre las puertas del paraíso."
Manuel Vázquez Montalbán. Los alegres muchachos de Atzavara
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