Si nos remontamos al fatídico año de 1939 encontraremos una España que aún se batía en una sangrienta guerra entre hermanos, una guerra dirigida por los que se otorgan el papel de dirigentes y que no podían soportar la idea de conceder la soberania al pueblo por medio de la democracia, una guerra provocada por el fascismo, la iglesia católica y los grandes poderes económicos.
Cuando llegó el mes de Marzo de 1939 el bando republicano con sede en la ciudad de Valencia se hallaba acorralado, la guerra se había perdido y se intentó negociar una rendición pese a que no había mucho que negociar. El mayor acuerdo alcanzado consistió en conceder al puerto marítimo de Alicante el grado de neutralidad para que desde el mismo pudieran abandonar el pais los ciudadanos de la republica que de otra manera serían capturados, encarcelados y asesinados.
La orden que corría entre la población consistía en acudir al puerto de Alicante y aguardar a los barcos que su gobierno había contratado para que pudieran abandonar el país. De ese modo llegaron al lugar miles de personas, familias enteras que desesperadamente debían abandonar su patria, era una cuestión de vida o muerte.
Lo que ocurrió en el puerto de Alicante fue una encerrona ya que sólo hubo un barco que acudió en auxilio de las más de 30000 personas que allí se congregaron, este barco era un carbonero llamado Stanbrook con capacidad para 900 personas y que gracias el sentido humanitario del capitán Dickson y su tripulación de origen galés, recogió a más de 3000 pasajeros que hubieron de viajar hacinados en cubierta con rumbo a Orán. El resto de personas se quedaron allí esperando bajo la más intensa desesperación a que llegaran las tropas fascistas y los trasladaran a los diferentes campos de concentración que Franco dispuso, uno de esos campos, el más cercano al puerto fue el "campo de los almendros" un terreno cercado por una alambra levantada por los propios presos donde sólo había un pequeño manantial donde beber agua y donde la única comida eran las almendras que se agotaron en el primer dia y las hojas de los almendros que duraron un par de dias más. La histeria se desató entre los presos y los soldados fascistas respondían disparando a quienes perdían el control. Sin duda para quien pasea por el puerto de Alicante 70 años después de la tragedia es imposible sentir lo que fue aquello, el puerto de Alicante se ha convertido en un lujoso centro de ocio donde un gran centro comercial ocupa el lugar de la esplanada donde se acinaban los condenados, allí no existe ni una pequeña placa que recuerde lo sucedido y ello debido a que la actual derecha española, el Partido Popular que gobierna la ciudad de Alicante, se niega a permitirlo.
Cuando llegó el mes de Marzo de 1939 el bando republicano con sede en la ciudad de Valencia se hallaba acorralado, la guerra se había perdido y se intentó negociar una rendición pese a que no había mucho que negociar. El mayor acuerdo alcanzado consistió en conceder al puerto marítimo de Alicante el grado de neutralidad para que desde el mismo pudieran abandonar el pais los ciudadanos de la republica que de otra manera serían capturados, encarcelados y asesinados.
La orden que corría entre la población consistía en acudir al puerto de Alicante y aguardar a los barcos que su gobierno había contratado para que pudieran abandonar el país. De ese modo llegaron al lugar miles de personas, familias enteras que desesperadamente debían abandonar su patria, era una cuestión de vida o muerte.
Lo que ocurrió en el puerto de Alicante fue una encerrona ya que sólo hubo un barco que acudió en auxilio de las más de 30000 personas que allí se congregaron, este barco era un carbonero llamado Stanbrook con capacidad para 900 personas y que gracias el sentido humanitario del capitán Dickson y su tripulación de origen galés, recogió a más de 3000 pasajeros que hubieron de viajar hacinados en cubierta con rumbo a Orán. El resto de personas se quedaron allí esperando bajo la más intensa desesperación a que llegaran las tropas fascistas y los trasladaran a los diferentes campos de concentración que Franco dispuso, uno de esos campos, el más cercano al puerto fue el "campo de los almendros" un terreno cercado por una alambra levantada por los propios presos donde sólo había un pequeño manantial donde beber agua y donde la única comida eran las almendras que se agotaron en el primer dia y las hojas de los almendros que duraron un par de dias más. La histeria se desató entre los presos y los soldados fascistas respondían disparando a quienes perdían el control. Sin duda para quien pasea por el puerto de Alicante 70 años después de la tragedia es imposible sentir lo que fue aquello, el puerto de Alicante se ha convertido en un lujoso centro de ocio donde un gran centro comercial ocupa el lugar de la esplanada donde se acinaban los condenados, allí no existe ni una pequeña placa que recuerde lo sucedido y ello debido a que la actual derecha española, el Partido Popular que gobierna la ciudad de Alicante, se niega a permitirlo.