El hundimiento y posterior rescate, durante los últimos seis meses, pero especialmente la última semana, de las principales entidades (curioso término que debe hacer referencia a la forma y misión indefinida e inaprehensible de estas corporaciones) financieras resulta paradigmático tanto de la ineficiencia como de la eficiencia del sistema capitalista, así como de la hipocresía y doble moral del mismo.
Por un lado, hemos asistido a la debacle de la más sofisticada infeniería financiera, más propiamente de la "economía de ficción" basada en la fe en el crédito y la infalibilidad del sistema. Sólo ha hecho falta que un buen puñado de precarios hipotecados dejasen de pagar sus hipotecas para que tras el decorado de modernidad y rentabilidad descubrieramos a las ratas de la usura manejando los hilos de la economía globalizada y globalizadora.Y en ese momento, en contra de todas las directrices del BM, del FMI y todos los gurus del neoliberalismo, la reserva federal norteamericana y los principales bancos nacionales (europeo en nuestro caso), controlados por un poder político subordinado a los intereses económicos (o de clase que diría un trasnochado) han acudido al rescate del tinglado antes de que se produjesen "imágenes" similares a las de hace algunos años en Argentina, que hubisen puesto en autenticos apuros al sistema, y aqui está su eficiencia, cuando los autenticos dueños se encuentran en apuros el poder político acude en su rescate pues poder económico y poder político son la misma cosa de modo que sus intereses son idénticos.
De este modo, el mismo sistema que por un lado reclama menos impuestos, menos control y regulación estatal para enriquecerse sin trabas, utiliza al Estado (su Estado, pero nuestro dinero) para salir del callejón sin salida al que ha llegado por sí solo.
Sin embargo, cuando eso ha ocurrido en los llamados paises en vías de desarrollo (Corea del Sur y America latina son buenos ejemplos) el BM y el FMI, los mismos que los llevaron a una situación de bancarrota con sus "recomendaciones", evitaron cualquier intervención estatal para favorecer la rapiña empresarial de los Estados globalizadores.
Estados globalizadores que del mismo modo que no dudan en rescatar con miles de millones los desastres financieros de sus "grandes hombres" se preocupan de "controlar" el gasto en políticas sociales. O lo que es lo mismo: Si alguien se había hecho alguna ilusión, aunque los gobiernos se hagan cargo de las deudas de las entidades financieras, eso no significa que los ciudadanos puedan dejar de pagar sus hipotecas o que alguien vaya a evitar que los embarguen o se mueran de hambre.
PD: Y si a algún Estado se le ocurre salirse del tiesto... pues se le monta una buena. ¡Viva Bolivia, Vivan las Revoluciones Bolivarianas! TATA (Hay miles de alternativas)
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