En segundo lugar felicitar a todos los que escribís en este blog, hay que reconocer que entre todos lo habéis convertido en un lugar de encuentro, reflexión, discusión… y diversión.
En tercer lugar me gustaría seguir alimentando la discusión alrededor de las “sociedades del riesgo”, la ecología, el Estado-Nación y por qué no de la política posible (que no real) de una izquierda aún inexistente. Por un lado tenemos la existencia (innegable) de problemas de índole auténticamente global (quizá el ejemplo de la gripe aviar no es el más convincente) o al menos internacional, vease la crisis hipotecaria (antes la de los dragones asiáticos), la alimenticia/energética y claro la insostenibilidad e injustita (económica y medioambiental) del sistema-mundo en su conjunto (de la tecnociencia prefiero no hablar, pero sin negar su protagonismo creo que no es más que otra herramienta al servicio de los poderosos).
Bien, la existencia de un sistema-mundo formado por un centro, una periferia y una semi-periferia (Wallerstein) es incuestionable, del mismo modo que lo son las relaciones asimétricas de poder que se establecen entre estas tres partes (para el que se sienta sin ganas de complicarse, es la vuelta de tuerca del imperialismo explicado por Lenin y Rosa Luxemburgo, la explotación capitalista/imperialista dentro y fuera de las fronteras del estado). La situación no es tan novedosa la Sociedad de Naciones y la ONU fueron un intento de armonizar estas relaciones pero como podemos comprobar diariamente, la ONU tan sólo se dedica a reproducirlas y justificarlas.
Las políticas globales son necesarias, pero sólo serán eficaces en un sentido de justicia social bajo un marco de relaciones simétricas y entre iguales. Desgraciadamente el estado-nación mantiene una salud excepcional y aunque lo nieguen este es el deseo de políticos, empresarios y economistas liberales (socialdemócratas incluidos, por supuesto), que necesitan la fuerza de un estado al servicio de sus intereses, y si no vean como España defiende los intereses de Repsol o Inditex, o los USA los de sus petroleras y empresas armamentísticas, es cierto que el capital no sabe de fronteras, pero le gusta tener la protección de un Estado fiel y una clase política a la que alimenta.
En este contexto, el ecologismo, como cualquier otra faceta de la política y el poder puede ser contemplado de dos maneras, asimilación y reforma o enfrentamiento y revolución. Para no ser muy pesado dejaré mi opción clara, sin renunciar a los cambios pragmáticamente positivos la opción de la izquierda necesaria debe ser la del enfrentamiento y negación del sistema-mundo actual, huyendo de la asimilación bajo el riesgo de convertirse en una herramienta que justifica el mismo sistema que supuestamente pretendía combatir (ved en que se han convertido Green-Peace o I.U).
Es decir: SOCIALISMO O BARBARIE.
PD: El calor me tiene exaltado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario