Este no es el poeta sino el poema,
yo no soy poeta sino alguacil,
no el guerrero sino el reguero,
y tú no eres mi musa sino mi muso.
Algunas noches presentan a los fantasmas,
que por el día se disfrazan,
sendas luchas contra ellos aún sin poderlos,
pero yo se que nunca cesaremos de buscar
la manera de domarlos y transformar su hedor en esencia.
La noche pasada aparecieron de nuevo,
como cada vez que el devenir los trae,
y atrapado me dejaron,
hasta que tú de nuevo me has enredado,
y ponte a buscar coincidencias,
¡oh! De nuevo Martes y trece,
o wtorek trzenasce, nie wiem.
Y fue de nuevo el brillo que me trajo al mundo,
y ya no tengo miedo a decir necesito,
del mismo modo que el mirabel
pierde su recato al ver el sol,
porque en el día luz es sobrante,
y en la noche mi luz blanca desde la tiniebla
parte cual rayo firme.
No importa que seas mujer o femineidad,
Que estés casada o cansada.
¡Eres la persona en la que no retumba mi voz!
Está muy cerca de mi, tan cerca que a veces no lo veo,
Pero lo tengo así como el brillo de tus ojos que muchas veces atrapé.
Si la tengo no debo buscar, ni esperar más.
Y yo se que los dos buscamos esa luz que está ahí,
y que cuando la encontremos iremos a enseñárnosla,
pero la encontraremos.
No creo, en vano es buscar lo que ya tenemos,
¿quién nos ata? ¿existe la respuesta? Nie wiem.
Lo que existen son las tinieblas
Y debemos encontrar nosotros mismos.
Te encontré hace mucho tiempo y luego me perdí,
Me perdí y aún no me he encontrado,
Pero por fortuna a ti si te encontré.
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