Tras la aprobación de la polémica ley de Medidas Extraordinarias culminada por el ejecutivo del presidente popular Ramón Luis Valcárcel, la Región de Murcia ha sufrido una serie de convulsiones sociales y movimientos de protesta preconizados desde los sindicatos y principales partidos de la oposición. Tan vivaracho azogue tiene como objetivo inmediato elevar las sobradas reivindicaciones contra el mayor “tijeretazo social” acontecido nunca jamás en la historia de la Comunidad murciana. Para tratar de dar marcha atrás y revocar las tan criticadas “medidas de constricción económica”, esto es, de “ahorro”, los principales instigadores de la revuelta contra el Gobierno regional – sindicatos y oposición- insisten en la violación constitucional que supondría la aprobación de esta ley, debido, en gran medida, a una conculcación de las competencias administrativas asignadas al ejecutivo regional. Así tenemos a los actores sociales soberanamente indignados ante la inminente reducción salarial, decidida, de consuno, y aplicada, sin previo aviso, por parte del gobierno regional para no dar ni tan siquiera pie a una discusión parlamentaria encaminada a buscar una vía alternativa ante la quebradriza “crisis” que sacude la Región. Buscar una estrada diferente para ponerle freno a la enorme deuda acumulada en la Región como consecuencia directa de la nefasta administración de los recursos económicos llevada a cabo por el figurado trujamán acampado en los despachos y pasillos de la Consejería Regional – entre los que se cuentan el sobrino del señor Valcárcel- antes de aplicar sañudamente la tijera en los estipendios de los funcionarios públicos. Ante la escabechina regional del Partido Popular para tratar de reducir los megalómanos costes de la Administración y obtener de este modo el visto bueno desde Madrid con la intención de canjearse un crédito que le vendría como agua de mayo para sanear las cuentas y parchear los enormes orificios que asaetean o agujerean el exiguo erario regional, el señor Valcárcel no tiene ningún reparo en salir a la palestra pública y apuntar aviesamente al gobierno Zapatero como el principal responsable de la caótica situación en la que se encuentra sumida la Región de Murcia porque el Gobierno “nos prohíbe terminantemente endeudarnos, algo que si permite a otras comunidades, pese a que la Región de Murcia es la cuarta comunidad menos endeudada de España” (La Opinión 28-12-2010).
Asolada por las deudas, los impagos en los ayuntamientos, el aumento exponencial del desempleo y una economía estancada, el Gobierno Regional hace asimismo oídos sordos a los reclamos procedentes de la calle asegurando que no se trata más que de medidas “coyunturales” requeridas para paliar el déficit presupuestario y mantener el bienestar social de la ciudadanía “si los ingresos han bajado y el Estado no nos permite endeudarnos, la Administración regional no puede mantener el mismo nivel que cuando si disponía de esos recursos, porque eso sería poner en riesgo el bienestar de los murcianos” (La Verdad 24-12-2010) ¿Bienestar de los murcianos? Y el de tantos vivales, mercachifles, banqueros, buhoneros, constructores y empresarios que en su depredador festín del territorio regional se verían peligrosamente privados de cobrar los millones de euros adeudados por el ejecutivo popular de Valcárcel. Desde las triquiñuelas y virguerías legales desmadejadas por el gobierno regional para salvarle el trasero a unos cuantos “conocidos” del señor Valcárcel en el pago y posterior regeneración de la bahía de Portmán hasta el faraónico proyecto de la Paramount pasando por el delirante evento de Manifiesta 8 defendido a capa y espada meses atrás por el sobrinísimo Pedro Alberto Ruíz, el señor Valcárcel se empeña en vendernos la moto recurriendo a un consabido pasaje a la defensiva - donde se mezcla una cerril hipocresía con una retórica de parvulario- para hacernos creer que todas y cada una de las inversiones catapultadas desde la Consejería regional han estado sumidas a un riguroso examen, por parte de un equipo preparado y competente para tales efectos, con la intención de mirar única y exclusivamente por el “bienestar de los murcianos” sin incurrir en un innecesario despilfarro que pudiese haber agravado un tanto el catastrófico estado de las cuentas regionales. Incluso, aquél llegaría a insinuar socarronamente en el Parlamento regional que le dijeran “dónde meter la tijera”. Mas el señor Valcárcel se equivoca de cabo a rabo y confunde los términos porque la principal cuestión no radica en saber dónde meter o no meter la tijera sino, más bien, en porqué tenemos que “volver a meter la tijera” cuando desde Madrid ya se encargaron de reducir un cinco por ciento las mercedes de los funcionarios hace apenas un año. Además no asegura el señor Valcárcel que somos la cuarta comunidad menos endeudada de España, entonces ¿por qué otras comunidades no se han visto obligadas a recortar nuevamente el salario de los funcionarios? De este modo los funcionarios de la región no verán su estipendio doblemente menguando sino que deberán curvar asimismo el espinazo ante las nuevas disposiciones laborales donde se aboga por una ampliación del número de horas anuales junto con una reducción en el coste de las horas extraordinarias.
Todo esto gracias a los tejemanejes de un gobierno imposibilitado para sacar a flote una comunidad brutalmente zarandeada tras la llegada de la “crisis”. Una región que no cuenta con el necesario parapeto de un ejecutivo responsable, organizado, eficaz y a la altura de las condiciones exigidas para retomar el rumbo de una nave a la deriva. La desastrosa e ineficiente gestión, el despilfarro, el comadreo, la farsa y la doblez…hete aquí algunos de los mayores defectos que Valcárcel – y su camarilla- tratan de ocultar, - perdiendo el tiempo en inculpar a Madrid de todos los males que aquejan a la Región de Murcia-, antes de ponerse manos a la obra para enderezar el entuerto ocasionado. Pero no seamos tampoco ingenuos y creamos que la milagrera panacea para barrer de un plumazo este escabroso retablo llegará de la mano con la destitución del actual gobierno. Ni Izquierda Unida, Partido Socialista, Unión Progreso y Democracia e via dicendo se cuentan entre los anhelados remedios porque para ello no sólo urge capear el temporal, sino remodelar hasta la médula o cogollo el modelo de desarrollo socio-económico cuajado en el entramado tendido por las pseudo-democracias occidentales. Las baldas de la melancolía, del discurso democrático, coquetean descaradamente desde hace mucho tiempo con los poderosos mecenas del mercado internacional trastocando los principios básicos de “lo democrático” tales como justicia y equidad en sus equivalentes modernos de “poder adquisitivo” utilidad y beneficio que no hacen sino vaticinar el último y definitivo canto del moribundo cisne democrático.
Para aquellos que aún mantengan vivas sus esperanzas en la renovación de la sociedad desde el ámbito de lo meramente político, no tendrían más que escuchar a la ministra de Economía, Elena Salgado – y días después el mismo Zapatero- alabando y dando el aldabonazo definitivo a la puesta en marcha de las reformas emprendidas desde el gobierno regional y haciéndose, pues, de esta forma, cómplices mediatos e inmediatos, de un presidente regional vapuleando los derechos fundamentales de los trabajadores, saltándose a la torera las normas tácitas de lo políticamente correcto, del juego democrático, donde la palabra no puede convertirse en el monopolio definitivo de una sola voluntad, sino en el trueque, albedrío y consenso de los todos a favor del todo.
2 comentarios:
es muy tendencioso tu articulo, te falta rodaje
y hoy se han juntado cerca de 40.000 en la manifestación. La lucha continua!
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