El golpe de estado en Honduras, las protestas populares contra éste y la represión dirigida por los golpistas y tácitamente apoyada por EEUU (ver las declaraciones del segundo de Hillary Clinton), han puesto a Centroamérica en las primeras páginas de los medios de comunicación.
La injusticia, la desigualdad, la pobreza, o mejor dicho la miseria, son cotidianas y casi crónicas en toda Latinoamérica y el Caribe. Tras más de veinte años de supuesta democracia y libertad de mercado en Honduras el 25% de los niños padece malnutrición crónica, la mortalidad infantil es de un 24 por mil, tan sólo hay nueve médicos por cada 10.000 habitantes, el 21% de los niños en edad escolar no va a clase y el 34% no comienza la educación secundaria. Para culminar tan democrática situación según el PNUD (el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) son las élites (burguesía y terratenientes) quienes se apropian de la mayor parte del escaso gasto social (si conocéis a algún centroamericano estudiando en Europa efectivamente estará becado y será hijo de una familia acomodada).
Y los datos no son más halagüeños en el resto de países latinoamericanos, ni siquiera en la siempre “democrática” Colombia con un 49.2% de su población bajo el nivel de la pobreza y una tasa de mortalidad infantil de 19.51 niños por cada mil, o el Chile post-Pinochet con un 18.2% de la población en situación de pobreza y un 7.9 por mil de mortalidad infantil.
El otro foco informativo de las últimas semanas ha sido Cuba y el concierto por la paz promovido por el cantante colombiano Juanes, la paz universal es un objetivo siempre loable y tanto da defenderlo en la Habana como en Washington (aunque Washington sea responsable de la mayoría de conflictos armados del mundo y la Habana no), así que imagino que de lo que se trataba era de promover avances en las relaciones bilaterales entre Cuba y Estados Unidos, particularmente con los exiliados cubanos en Florida.
Son muchas las preguntas que deberíamos resolver para comprender lo que ocurre en Cuba y por qué es un objetivo mediático preferente en una zona llena de problemas y asolada por la pobreza y los malos gobiernos. En primer lugar debemos destacar el poder económico del exilio cubano en Miami (el mismo que airadamente quemaba camisas negras) capaz de organizar lobbies como el fundado por Mas Canosa y aún hoy deseoso de volver a Cuba y recuperar sus antiguas propiedades en manos de la población o el Estado. En segundo lugar no debemos desechar los intereses empresariales del primer mundo en un mercado casi virgen de más de once millones de personas, que es además un destino turístico de primer orden y uno de los principales productores mundiales de níquel. En tercer lugar, Cuba es un ejemplo de independencia política sin parangón en el mundo, su lucha contra el imperialismo continuó incluso después de la desaparición del bloque soviético (al que tampoco se plegó), un mal ejemplo a ojos de todos que por suerte cunde: en Venezuela, en Bolivia, en El Salvador, en Paraguay, en Nicaragua…
Son muchos y muy variados los problemas a los que se enfrenta Cuba, intentaré exponer los que creo que frenan su “desarrollo”, pero también compararé algunos índices clave de la isla con los de España y con los de Ghana, país africano señalado como ejemplo de democracia y desarrollo por el nuevo “superhéroe” mundial Barack H. Obama, primer país africano en conquistar su independencia en 1957 y aproximadamente en paz y dentro del mercado mundial desde entonces.
Los bajísimos salarios que cobran los cubanos, entre 10 y 20 dólares mensuales están en la cima de las preocupaciones cotidianas, más cuando los productos más codiciados (los importados) se venden en CUC (moneda convertible al dólar) y son prácticamente prohibitivos para todo aquel que no pueda disponer de algún ingreso extra. Comprar unas zapatillas nuevas puede ser un esfuerzo tremendo para una familia normal, que requiere el sueldo completo de uno o dos meses. Por sí solo el salario sería insuficiente para cubrir las necesidades diarias, pero a este hay que unir los alimentos y productos incluidos en la cartilla y recordar que educación y sanidad son completamente gratuitos (uniformes, materiales y libros incluidos) en todos los niveles y que la cultura y el ocio tienen precios simbólicos o son gratuitos, del mismo modo que el transporte urbano.
El trabajo es en Cuba un derecho y está asegurado si se desea, la tasa de paro es del 1.9%, frente al 11% de Ghana y el casi 17% de España. El problema es la bajísima productividad de este trabajo. Sueldos bajos, escasa productividad, y seguridad laboral forman un círculo vicioso de difícil solución, al que debemos sumar la asfixia a la que el bloqueo estadounidense somete a la isla. La baja productividad del trabajo en Cuba la podemos ver ilustrada en cualquier cafetería estatal donde a veces cinco personas hacen mal el trabajo que podría hacer una sola. Las consecuencias más nefastas de esta dinámica se dan en la producción de alimentos, más del 70% de los que consumen los cubanos son importados de EEUU y por gracia del bloqueo deben ser pagados en metálico a la descarga en el puerto (ved lo que ha pasado en el primer mundo cuando el crédito ha dejado de funcionar mínimamente). Probablemente la falta de expectativas de cierto enriquecimiento ha frenado una mayor producción, el gobierno cubano intenta solucionar esta cuestión repartiendo tierras, fomentando la creación de cooperativas y permitiendo una cierta liberalización en la venta de alimentos. Si esta política cosecha éxitos y consigue disminuir el cheque estatal de compra de alimentos el gobierno podrá destinar más recursos a los salarios, de modo que la población tendría mayor capacidad de consumo (una de sus grandes y comprensibles aspiraciones) y tal vez, reducido en parte el descontento, podrá también mejorar los índices de productividad en el resto de sectores. Sin duda la suspensión del bloqueo facilitaría en mucho la consecución de estos objetivos.
A pesar de esta situación de fragilidad económica los principales índices de desarrollo de la isla son envidiables, la tasa de mortalidad infantil es de 5.4 por mil, cerca del 4.26 de España y muy lejos del desastroso 52.31 de Ghana. La tasa de alfabetización es del 99.8% frente al 57.9 de Ghana y mejor que el 97.9 de España.
En La Habana, un miembro del PCC nos dijo “ni estamos tan mal como dicen nuestro enemigos ni tan bien como quisiéramos nosotros”, creo que ése es un buen resumen de lo que allí ocurre. Si el bloqueo desapareciese tal vez podríamos saber hasta dónde puede llegar el socialismo cubano, saber cuántas ineficiencias son propias y cuántas impuestas, pero para comprobar que el experimento ha valido la pena, basta echar un vistazo a Honduras hoy mismo…
Datos extraídos de www.indexmundi.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario